6 de mayo de 2010

Una herramienta para tomar distancia del cuento

Es relativamente sencillo manejar de memoria una narración corta. Principio, desarrollo y final surgen de manera natural en nuestra mente, y tenemos la sensación de que podemos abarcar las distintas escenas, los personajes, los diálogos, la forma en que se provee información de contexto al lector. La brevedad del cuento contribuye además a evitar la dispersión del ector. Sin embargo, en cuentos largos, esto es más difícil de manejar.

Muchos autores escriben sus historias como si fuera un volcado de la memoria (o la imaginación) sobre la página en blanco. Después del primer impulso, generalmente atrapante y conciso, el cuento decae, se dispersa, la narración se bambolea. A veces, incluso, hasta comienza una segunda narración, donde cambia el estilo del narrador, el tono, los motivos de la tensión dramática. Por ejemplo: un cuento que comienza en primera persona, que se centra en un determinado personaje y en su interacción con los demás, termina mudando a un relato escrito como si fuera un diario personal, donde a ese personaje le “pasan cosas”.

Lo primero que suele fallar en estos casos es la elección del narrador y del punto de vista. Éstos son aspectos de la estrategia narrativa que pueden ser razonados con relativa facilidad. Pero no es tan fácil darse cuenta, por ejemplo, de una falla a nivel estructural. Por ejemplo, si se comienza a contar la historia de manera lineal o es más funcional apelar al racconto. Tampoco es sencillo darse cuenta si la información que se brinda es suficiente como para que el lector no se pierda, y a la vez es lo suficientemente escasa como para mantener la tensión dramática. No es fácil, en definitiva, abarcar todos los aspectos de un cuento largo. Se necesita tomar distancia.

Frente a esto, sugiero usar un recurso robado al cine. La escaleta. Pero la vamos a modificar para que nos resulte útil a nuestro propósito. La idea básica es dividir el cuento en escenas y construir una ficha (puede ser virtual o en papel) para cada una de estas escenas. La ficha debe tener:

1) Un número de orden (1, 2, 3…)
2) Título de la escena (esto es simplemente para fijarla en nuestra memoria, por ejemplo: “Diálogo con Muriel” ó “Donde Jorge se entera de la verdad”).
3) Localización de la escena en espacio y tiempo. No siempre es necesario, pero a veces ayuda ver la ubicación de las escenas y la progresión temporal en que transcurren.
4) Personajes que participan en la escena.
5) ¿Qué pasa en a escena? Sugiero hacer un listado esquemático con bullets. Si son diálogos, detallar qué información se transmite en dichos diálogos.

Los puntos 2) y 3) son opcionales. Un ejemplo de esta ficha podría ser:

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1. Diálogo fiesta.
Fiesta de cumpleaños de Jorge.

Jorge y Ernesto.

> Descripción del patio de Jorge.
> Presentación de Ernesto.
> Ernesto le entrega a Jorge como regalo el Libro de los Tecnócratas.
> Ernesto le informa a Jorge que se lo envía Rafael.
> Jorge no le cree.
> Ernesto le muestra el holograma donde está con Rafael.
> Jorge le informa que Rafael todavía no nació.
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A veces se puede señalar con resaltadores de colores el tipo de información que se suministra. Se puede elegir cualquier criterio que resulte funcional: por ejemplo, aplicar distintos colores según el personaje del cuál se da información, o separar la acción de los diálogo y las descripciones, o usar colores diferentes para seguir los distintos “hilos” de la historia a lo largo de las escenas. Cada uno sabe qué necesita ver con claridad para tener la historia más clara.

La idea es luego acomodar dichas fichas en un panel, secuencialmente y analizarlas. A continuación, algunas preguntas que podríamos formularnos frente a cada escena:

  • ¿Fueron presentados adecuadamente los personajes? ¿Alguno está presentado antes o después de lo que exige la narración? ¿Alguno parece “descolgado”?

  • ¿Qué información sobre el personaje podría quitar (sin afectar la historia)? ¿Qué información es mejor revelar en otra parte de la narración?

  • ¿Mantengo la coherencia en el comportamiento y en las reacciones de los personajes a lo largo de toda la historia?

  • Si hubiera evolución de los personajes a lo largo de la historia: ¿En qué escenas se nota eso? ¿Suena natural o parece forzado?

  • ¿De qué manera se presenta la información? ¿Se cuenta o se muestra? ¿Necesito más escenas para evitar largas parrafadas explicativas?

  • ¿Está presentada oportunamente la información de contexto (ni antes, ni después de lo necesario, pero dejando aire suficiente como para que el lector no sospeche que esa información sólo está para justificar una determinada acción)?

  • ¿Qué función cumple cada escena? ¿Se pueden eliminar escenas?

  • ¿En qué orden conviene que cuente la historia para que sea más compacta? ¿Se pueden mover escenas a otra posición? ¿Qué escenas distraen de la progresión dramática?

  • ¿Estoy dando demasiada información en una misma escena? ¿Hay forma de dosificar esa información? ¿Qué ancla dramática estoy usando para que el lector recuerde la información esencial?

  • ¿En qué punto de la narración conviene que el relato sea pausado y en qué punto vertiginoso? (Obsérvese que a veces una descripción mal situada puede romper con la aceleración que pretendemos darle al relato). ¿Dónde le damos respiro al lector? ¿Dónde le damos los “cachetazos”?

  • ¿Están bien situados los “ganchos” para mantener atrapado a lector? ¿Se mantiene el tono?

  • ¿Resuelvo todos los hilos que tiré a lo largo del relato? ¿Puedo eliminar algún hilo de la trama?

Yo apliqué una variante de esta herramienta para corregir un cuento de ciencia-ficción: usé una planilla de Excell, listando sólo las escenas y lo que sucedía en cada una (a cada suceso le asignaba un renglón) y pintando cada línea con un color distinto, dependiendo de qué personaje era (cuatro colores), la información de contexto sobre el escenario (uno) y asigné otro color a un hilo en particular que me interesaba seguir a lo largo de varias escenas. Mientras completaba este esquema, pintaba del mismo color los párrafos que correspondían a los sucesos en el cuento, de modo que hubiera correspondencia entre el esquema y el cuento.

Al observar el esquema y referirlo al cuento, me di cuenta de varias cosas:

  • Media docena de explicaciones redundantes o innecesarias.
  • Información de los personajes dada antes de tiempo, que estropeaba el suspenso.
  • Idem con la información del entorno.
  • Una escena innecesaria y otra fuera de lugar.
  • Falta de contundencia en varios “ganchos”.
  • El hilo que yo estaba siguiendo estaba bien, pero descubrí otro que no cerraba adecuadamente.

Espero que les sirva, hasta la próxima.