25 de mayo de 2008

El tratamiento de las ideas (III, de cosecha propia)

“La duna del 40º aniversario” es un cuento de ciencia ficción que ganó el Premio Axxón en 2001. Es un cuento de “ideas”, inspirado por un artículo aparecido en Investigación y Ciencia en diciembre de 1997, titulado: "Los sonidos de la arena" (Franco Nori, Paul Sholtz y Michael Bretz de la Universidad de Michigan).

En dicho artículo se analiza un fenómeno bastante documentado: los sonidos originados por los arenales en algunos desiertos y playas. Los habitantes de esas zonas creen oír campanas, trompetas, sirenas, órganos, tambores, murmullos, gemidos, ruido de motores, truenos e incluso golpes metálicos. Este fenómeno por sí sólo alcanza para disparar la imaginación. De hecho, con una buena ambientación, se podrían haber logrado estupendos cuentos de terror o fantasía.

Pero en mi cabeza sobrevolaban otras ideas.

Uno de los libros que me marcaron como escritor es La persistencia de la visión, una selección de cuentos de John Varley de mediados de la década de 1970. En español fue publicado por Ediciones Martínez Roca (1984), y posteriormente en el marco de la Biblioteca de Ciencia Ficción (nº26, Ediciones Orbis). Dentro de ese volumen, me había sorprendido gratamente el cuento “El fantasma de Kansas”, y particularmente la idea de un “artista meteorológico”. Un artista capaz de manipular las variables climáticas (dentro de un domo lunar, hablamos de una formidable tecnología de control del clima) para producir un efecto estético. La originalidad de la propuesta me deslumbró.

Inmediatamente me apropié de la idea: la escala de la obra de arte, los conceptos científicos necesarios para dar vida a esa obra, la experiencia inmersiva de los espectadores… Pero no quería escribir la misma historia. De hecho, advertí que cuanto más “dura” fuera la historia en términos científicos, más impactante sería la propuesta emocional y estética.

De modo que imaginé un artista de dunas, y una presentación especial: la última de su carrera.

Pero necesitaba un conflicto.

Dado que la historia se desarrollaba en e Kalahari, me puse a investigar en qué creían los nativos, y me encontré con la fábula de “La luna y la liebre”. Usé una versión muy libre de ese relato para “La duna…”

Con estos elementos, escribí ese cuento casi de un tirón.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Ahora que contaste todo eso y habiendo leido la persintecia de la vision, no podes dejarme asi necestio deseperadamente leer tu cuento me lo podes mandar por mail de alguna manera PLAESE o lo podes colgar para que lo podamos leer ???

Alejandro Alonso dijo...

El link está en el mismo post.